SORPRESA EN LA GUARDIA SUIZA

INTERNACIONALES Miércoles 14 de Mayo de 2025

103_papa-y-guardia-suiza.jpg
El PAPA con la Guardia Suiza

El PAPA quiso reunirse con la totalidad de la Guardia Suiza

Autor: Victoria de Posse

 León XIV quiso reunirse a solas con la Guardia Suiza al final del día Sábado, algo que descubrió al protocolo que se ocupa de las actividades del Papa.
Juntarse con toda la guardia Suiza, era algo impeensado, menos al día siguiente de haber sido elegido.
Nunca un Papa en el Vaticano había pedido juntarse en el primer día con la Guardia Suiza, menos en una reunión él solo con los guardias.
La Guardia Suiza no sospechaba para que sería este encuentro el primer día de un Papa recién eligido. Era una reunión improvisada.
En la Sala Clementina estaba toda la guardia formada en silencio, esperando que llegara el Papa. Había un ambiente solemne y nervioso.
Se abre la puerta, entra un hombre solo, vestido de blanco, con gestos de cansancio, pero también de calidez.
“He querido verlos a ustedes, porque ustedes caminarán conmigo y contarles que León XIII hizo rezar una oración a San Miguel para proteger a la iglesia”.
El Papa les cuenta que cuando salió a la Plaza tomó el peso del llamado. “Ahí sentí el peso de la historia y eso me dio más firmeza en la obligación de tener que proclamar el evangelio”. Nadie se movía conscientes del momento que se estaba viviendo. El les dice que no tengan miedo de proclamar el evangelio, “ser católico hoy es aceptar la cruz”.
Los guardias estaban conmovidos, estaban conociendo la vulnerabilidad del Papa. Pero los vino a ver a pesar del cansancio. Sus manos cansadas y se transformaban en puños firmes.
El Papa les confiesa “cuando estaba en la capilla Sixtina, en el momento más intenso, sintió miedo, miedo no a la responsabilidad sino miedo a un mundo que se aleja de Dios”.
“Cuando recordé la oración De San Miguel, quise compartir con ustedes que hoy quiero que empuñemos una arma espiritual.”
Miró nuestras alabardas y comenzó a recitar… “San Miguel Arcangel defiendonos en la batalla , se nuestro amparo, ……….”
Los guardias escuchaban emocionados. 
Cuando terminó la oración se produjo un silencio profundo de toda la guardia.
El Papa se acerca a los soldados más jóvenes y les afirma “tenemos miedo de ser etiquetados, pero Francisco nos enseñó que no debemos tener miedo.
“Somos una iglesia que no se esconde, no se disculpa por su Fe, a partir de hoy custodien a la iglesia con la oración de San Miguel, que sea parte de su servicio diario.”
En ese momento el Comandante dio un paso adelante y dijo:
“Santidad así como hemos jurado defensor su vida con la nuestra, así también defendemos la Fe con nuestras oraciones”.
El Papa León XIV bendijo las armas (alabardas), tocaron sus dedos las armas de la primera fila, caminó ern medio de nuestras filas, preguntando nombres, como te llamas? Marcel, ¿cuánto tiempo llevas? llevo dos meses…, “entonces empezamos juntos ambos sirviendo”.
A otro guardia que lleva 17 años le dice: “has visto mucho…, ¿qué consejo le das a un Papa en su primer día?
(Nunca hubiera esperado que un Papa me pidiera consejo)
“Confiar la Santidad, en Dios 
Primero y luego en los que estamos aquí.”
El Papa le responde: “Este es exactamente el consejo que necesitaba escuchar hoy Gracias”
Vuelve al centro de la sala 
Una nueva serenidad los cubre. “Todo el peso de la Iglesia caerá sobre el peso de estos hombros imperfectos”, dice el Papa. “Pero después de estar con ustedes me siento menos solo en esta misión.
Les pido que recen por mi, 
Como yo rezaré por ustedes, 
Juntos cada día
Invoquemos la protección de San Miguel sobre la iglesia y sobre el mundo”.
La sala entera contenía la respiración.
Salir sin miedo, la guardia suiza va con el Papa visible y firme, pero más importante, Cristo va con nosotros, invisible pero INVENCIBLE!

 

Autor: Victoria de Posse

Dejá tu comentario