“UNA REGIA RECEPCIÓN MADRILEÑA”

HISTORIA-HISPANIDAD Sábado 4 de Marzo de 2017

0_ordenisabellacat-lica.jpg
Orden Isabel La Católica

El presidente argentino Mauricio Macri, acompañado de Juliana Awada y la hija de ambos, finalizó su gira por la Madre Patria, con la que buscó recuperar los vínculos dañados tras la administración Kirchner.

Autor: Patricio Lons

Patricio Lons

Coincidiendo con su visita, el rey Felipe VI inauguró un nuevo protocolo real para estas ocasiones, que consta de un ceremonial más importante, con una pompa, parada militar y honores de estado que realza la recepción que se le ofrece al invitado. Hacía más de seiscientos días que España no recibía a un mandatario extranjero, a causa de los problemas de Mariano Rajoy para formar gobierno. Con un golpe de suerte para la Argentina, le tocó a nuestro mandatario ser el primero en reiniciar las renovadas recepciones reales en Madrid a jefes de estado. Se podrían haber agregado dos cosas más al protocolo; una invitación formal a asistir a alguna de las ceremonias a la señora María Estela Martínez de Perón, ex presidente constitucional y que reside en Madrid y una ofrenda floral a nuestro héroe nacional, el virrey don Santiago de Liniers y Bremond, Conde de Buenos Aires, que está enterrado en el Panteón de los Marinos Ilustres en el puerto de Cádiz.

En un programa de televisión al cual fui recientemente invitado para explicar nuestra relación histórica con España, se trató de minimizar esta visita de estado. Así y todo, pude explicar ante las cámaras, el sentido de la unidad hispánica, reflejada en las condecoraciones recibidas por nuestro presidente. El rey le concedió a la pareja presidencial la Orden de Isabel la católica, que simboliza, el sentido filial que nos corresponde como nación hija de España, pues esta reina, fue la primera monarca de las Indias descubiertas y por descubrir, allá en nuestra fecha fundacional por 1492. Argentina le otorgó a los reyes, la Orden del Libertador San Martín, que, sin pretender buscar suspicacias, parece un honor algo contradictorio, pues lleva el nombre de un oficial que defeccionó de sus deberes con España, aunque no lo quisiera hacer y aún sin pretenderlo, provocó la balcanización de América, cuyos resultados de empobrecimiento todavía padecemos y también provocó nuestro sojuzgamiento a los intereses británicos. Situaciones que, posiblemente lamentó después, como se deduce de algunas cartas en su exilio en Francia donde critica los resultados y en su apoyo a Juan Manuel de Rosas en la guerra del Paraná contra Francia e Inglaterra en 1845. Nuestro ministerio de relaciones exteriores, debería acordar para estas circunstancias, un honor común y coordinado con las otras cancillerías hispanoamericanas, que refleje la unidad en nuestro legado español compartido con casi todo el continente. Lo más apropiado sería una Orden de honor con la banda que porte los colores de la bandera de las Aspas de Borgoña que nos unifica. Esta orden podría llevar el nombre de algunos de nuestros próceres previos a la secesión de América de uno en veinte estados; como podrían ser Blas de Lezo, Rafaela Herrera, Abascal o Santiago de Liniers; todos ellos combatientes contra el enemigo común, Inglaterra y eligiendo el prócer de acuerdo al país que la otorgue.  

Esa misma bandera, la borgoñona, podríamos portarla junto a las banderas nacionales en todos los encuentros internacionales en los que participe un estado de origen hispánico, de tal manera que, incluso simbólicamente, presentemos un frente de objetivos comunes, unidos contra nadie, solo a favor de nosotros y como un puente de amistad de la civilización que representamos.

No sabemos cuál será el resultado final de esta visita presidencial y de ser bueno si tendrá continuidad; los reyes perduran en la historia, los presidentes solo por un corto tiempo. Aún con esa duda, estas cumbres de países con el mismo origen, pues tanto España como Argentina somos hijos de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, nos deberían ayudar a recapacitar sobre nuestras posibilidades de crear políticas comunes. Hablamos la segunda lengua en las redes sociales y en mayor cantidad de países que otros idiomas. Estamos en todos los continentes. Somos seiscientos millones de compatriotas. Si sumamos nuestras potenciales riquezas espirituales y materiales, nuestra tradición y nuestras capacidades humanas, podemos pensar en activar estrategias comunes de desarrollo económico, defensa y poder político, que nos permita sobrevivir aliados en un siglo XXI, que será de duros enfrentamientos entre las potencias. Tal vez hasta una moneda común como el Real de a 8, tuvimos antes de la independencia.

No es fácil, tampoco imposible. Tenemos un legado común que nos unifica. A las dificultades de esta empresa, respondo como nos habló el ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha en su enseñanza universal, con aquellas magníficas frases inmortales: “De altos espíritus es apreciar las cosas altas.” “De gente bien nacida es agradecer los beneficios que recibe.” “…como no estás experimentado en las cosas del mundo, todas las cosas que tienen algo de dificultad, te parecen imposibles.” “Confía en el tiempo que suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades”.

Calemos en nuestra memoria la frase que para todo buen criollo será eterna, del teniente Estévez, héroe de la patria, que es una síntesis de lo que significa ser argentino, cuando en carta a su padre antes de morir en combate por las islas Malvinas le escribe:   “Papá, gracias por hacerme argentino, católico y de sangre española”,  uniendo en esas palabras y en una misma gloria, a la bandera argentina con las aspas de Borgoña. 

“Por Castilla fuimos gente”, nos enseñaba el padre Castañeda a principios del siglo XIX. Busquemos en nuestras raíces tradicionales que forman el ethos americano y encontraremos el camino que nos brindará amplias y ricas soluciones.

Tenemos todavía grandes páginas de la historia por escribir. No nos resignemos a perecer como un pequeño pedazo de historia olvidada en la noche de los tiempos. Tenemos todo un desafío por delante. Y si creemos que nos abruman las dificultades, gritemos todos juntos y muy fuerte “¡Estamos rodeados, no los dejemos escapar!”

Autor: Patricio Lons

Comentarios

jose maria
Domingo 4 de Junio de 2017

Un artículo integrador y constructivo Patricio. Lamentablemente, en España, las figuras de San Martín y Bolívar y sus símbolos no significan afrenta para nuestras autoridades y políticos: ahí están las estatuas de ambos en nuestras ciudades, que ya me dirás qué pintan, cuando fueron dos traidores redomados a la patria. Pero que nuestros políticos masoneros los acepten, no implica que España y los españoles estemos de acuerdo en que se ensalce a dos renegados. Seguimos estando rodeados de traidores. Esperemos que por parte de Argentina, en breve, puedan encausar a la ladrona y a todos sus secuaces.

Jaime Pallejá
Domingo 12 de Marzo de 2017

Coincido plenamente con los comentarios anteriores con el añadido de agradecer el disfrute de la magnífica prosa de este egregio historiador.

hector flores
Martes 7 de Marzo de 2017

exacto no nos rindamos..., "no perescamos como un pequeño pedazo de historia olvidada.."...ahora a travez de resujir...la verdadera historia...!!! es momento de levantar cabeza...aunque sea de a uno....dos...y mas...!!!. Muy bueno...Patricio..!!

cesareo jarabo jordan
Martes 7 de Marzo de 2017

Si señor. Nada más que añadir... salvo la reunificación de la Patria.

Dejá tu comentario