La conquista británica de España IV

HISTORIA-HISPANIDAD Viernes 27 de Enero de 2017

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Carlos IV y su familia

Corrientes de opinión política de los criollos, justo antes de las llamadas guerras de la independencia.

Autor: Cesareo Jarabo Jordán

En los últimos momentos del reinado de Carlos IV, y a pesar de todo, todo plan era lógicamente estructurado en el marco de la Monarquía Hispánica. Señala Felipe Ferreiro que entre los criollos podían detectarse varias tendencias:

 

“A- Partidarios de la supremacía de la ley y de su cumplimiento fiel como garantía esencial de la libertad.
Este grupo sería el formado por los indianos adoctrinados en la “metafísica revolucionaria” de Rousseau y la Enciclopedia…/…
Esta tendencia nace entre nosotros, como en la Península, en la segunda mitad del siglo XVIII. Es la de los doctrinarios y teóricos en auge después de 1810, desde Cádiz en España, desde Caracas, desde Bogotá, desde Santiago, desde Buenos Aires, en Indias.
Entre sus primeros propagandistas de América, advertimos – para citar algunos nombres- a Nariño y a Zea en Bogotá, al español Rubín de Celis en el Río de la Plata, a José Antonio Rojas en Chile, a los españoles Enderica y Ramírez de Arellano en Méjico, etc.,etc.
B- Partidarios de que los cargos de representación y gobierno en cada comarca o región recayesen en personas de los respectivos vecindarios.
En esta tendencia, como en la anterior, no se hacen diferencias entre peninsulares y americanos…/…
Existía despotismo de parte de la corona- para los partidarios de esta corriente- cuando aquélla llenaba los cargos públicos con hombres extraños al lugar, aun cuando éstos resultasen gobernantes excelentes…/… (Y la medida venía siendo aplicada desde tiempo de los Reyes Católicos, en todos los reinos, peninsulares y ultramarinos, con el claro objetivo de limitar la corrupción).
C- Partidarios de que los cargos de representación y gobierno en cada comarca o región pertenecieran exclusivamente a los nativos de la misma.

Túpac Amaru
Esta tendencia que a primera vista se nos presenta como un perfeccionamiento de la anterior, en realidad importaba un regreso. Era de sentido oligárquico. No todos los nativos, sino sólo los nativos de origen español o españoles americanos, se prometían sus ventajas…/…
D- Partidarios de que los cargos de representación y gobierno de cada comarca o región sólo se distribuyan entre indianos sin distinción de lugares de nacimiento o de vecindad.” Elucubraciones…
Pero, en cualquiera de los casos, ¿esas consideraciones pueden ser el germen de un movimiento separatista?
Difícil conclusión. La caja de los truenos se abrió con la invasión francesa de la Península, pero ya venía gestándose, como hemos visto con Vizcardo, desde tiempo atrás. Ya Francisco de Miranda había organizado en Londres un núcleo masónico que se encargaría del adoctrinamiento y sería la correa de transmisión de Inglaterra en el proceso separatista.
La actividad de Miranda no era especulativa, sino que se materializaba en acciones concretas. Si el intento resultó fallido en el caso de Túpac Amaru, no sucedería lo mismo en adelante; así, Rodolfo Terragno informa que “después de una reunión con Pitt, Dundas y Popham, el 12 de octubre de 1804, Popham quedó encargado de preparar un plan de ataque sobre Hispanoamérica: una tarea para la cual contó con la ayuda de Miranda.
Además de desembarcos simultáneos en Nueva Granada y el Río de la Plata, ese plan incluyó una expedición a Valparaíso y Lima por una fuerza que debía llegar de India.“ Algo que venía a perfeccionar el proyecto nacido en 1711, por parte del Foreing Office británico, si bien realizado de forma “anónima”, titulado “una propuesta para humillar a España”, en el que se relataba que
“…dada la considerable falta (?) que tienen de estas mercaderías (textiles ingleses), que tanto necesitan el consumo de ellas, aumentaría, porque nuestros productos y tales son irrazonablemente caros (debido a la restricción del libre comercio en ese entonces), por las razones ya mencionadas, y así los pobres y aún los comerciantes, hacen uso de las telas de Quito para sus vestidos y solo los mejores usan géneros y telas inglesas. Pero si de una vez, nosotros podemos fijar nuestro comercio, por el camino que yo propongo (directamente por Buenos Aires y a través del continente hacia el interior, sin tener que pasar por Cádiz), con seguridad, arruinaríamos, en pocos años, la manufactura de Quito.”
No ocultaban sus intenciones…

Autor: Cesareo Jarabo Jordán

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