PEREGRINAR A TIERRA SANTA AYUDA A FORTALECER LA FE DE LOS CRISTIANOS

Difusión Jueves 5 de Diciembre de 2019

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Iglesia de Magdala. La barca es el Altar.

El P. Juan Solana, director del Pontificio Instituto Notre Dame en Jerusalén y del Centro Magdala en la tierra de María Magdalena, destacó que cuando un cristiano peregrina “a Tierra Santa dimensiona y contextualiza la persona y la vida y las enseñanzas de Jesús”.

Fuente: POR DAVID RAMOS para ACIPRENSA

En diálogo con ACI Prensa, el sacerdote mexicano señaló que “la fe de los cristianos está basada en enseñanzas: lo que me enseñó mi mamá, lo que aprendí en el catecismo, lo que me enseñaron en la escuela o en la parroquia”.

Para mucha gente, dijo, estas enseñanzas se pueden confundir con “cuentos bonitos y edificantes”. “Y muchas veces se pierde la dimensión de la realidad”, añadió.

El sacerdote recordó que años atrás “vinieron dos peregrinos italianos, fundamentalmente católicos de origen. Entraron aquí (al Instituto) Notre Dame después de haber hecho la Vía Dolorosa, y me dijeron los dos, con lágrimas en los ojos: Padre è vero, Padre es verdad. Lo que aprendimos como cuentos bonitos, edificantes, es verdad, es una historia verdadera y Jesucristo es una persona verdadera”.

“Te puedo llevar al Monte Arbel, que es un monte que amo mucho, está al lado de Magdala, y desde ahí mostrarte casi todos los elementos que Jesucristo menciona en sus enseñanzas en el Evangelio. Habla de las aves, de las flores, del sembrador, del campo de trigo, de la cizaña, del pescador, de las barcas. Todo lo que Jesucristo menciona en el Evangelio te lo puedo mostrar desde ese lugar”.

“Pasar de esa dimensión de la enseñanza bonita de niño de Primera Comunión al realismo de una historia verdadera es muy importante para nuestra fe”, destacó.

El sacerdote, miembro de los Legionarios de Cristo, recordó que San Juan Pablo II, cerca del final de su pontificado, encargó a la congregación mexicana el Pontificio Instituto Notre Dame en Jerusalén, “que es una casa de peregrinos en Jerusalén”.

“En cuanto llegamos, poco tiempo después, nos dimos cuenta de que Jerusalén y sus alrededores eran solo una parte de la peregrinación, en Judea. La otra parte es en el norte, en Galilea, en donde está Nazaret, el Mar de Galilea, el Monte Tabor, Caná, Cafarnaúm”.

“Ya estábamos en Jerusalén, en Notre Dame, faltaba el complemento, la otra pierna para poder caminar y esa otra pierna fue pensar en una casa de peregrinos en Galilea”, dijo, explicando así cómo decidieron comenzar los trabajos para lo que es hoy el Centro Magdala, en el pueblo de Santa María Magdalena.

“Al inicio no sabíamos dónde se iba a hacer. Con el tiempo supe que estaba en venta un terreno en Magdala, era un hotel viejo, abandonado, que se llamaba Hawaii Beach. Cuando me dijeron que estaba en venta, fui a visitarlo, me encantó el lugar y pudimos realizar la compra y planear la casa de peregrinos en Magdala”, dijo.

El Centro Magdala se inauguró el 24 de noviembre y contó con la presencia de importantes invitados. Entre ellos se encontraba el Administrador Apostólico del Patriarcado Latino de Jerusalén, Mons. Pierbattista Pizzaballa.

Mons. Pizzaballa dijo a ACI Prensa que la tierra de María Magdalena “nos recuerda antes que nada la misericordia de Dios a través de Jesús, y también la importancia de convertirnos en testigos del Señor Resucitado”.

“La vida cristiana es una vida de anunciar que Cristo es el Señor, y Magdala es uno de los lugares para anunciar esto”, señaló.

El Administrador Apostólico del Patriarcado Latino de Jerusalén indicó que los trabajos arqueológicos realizados por la Universidad Anáhuac de México en este centro para peregrinos, ubicado en una zona donde se encontró una sinagoga y un poblado del siglo I, “es muy importante porque testifica que lo que creemos es historia que podemos tocar, no es solo una narrativa que alguien inventó, es algo real”.

“Y las piedras son los primeros testigos, a través de ellas podemos realmente creer que Jesús estuvo aquí y lo que está escrito en los Evangelios es verdad”, dijo.

El P. Solana destacó luego que Tierra Santa “es como un laboratorio de muchas cosas, un laboratorio religioso, ecuménico, social, político, tecnológico. La Tierra Santa está en una encrucijada incluso de continentes, geográfica, importantísima. Siempre ha tenido esa importancia”.

“Aquí se encuentran personas de muchas religiones, de muchos grupos. Habrá al menos 12 o 15 diversos grupos cristianos, el judaísmo que también está dividido en muchos grupos, no todos son iguales, no todos piensan lo mismo. El islam lo mismo, están los dos grandes grupos del islam”, dijo.

Si bien en Tierra Santa hay “un diálogo religioso un poco más formal, entre líderes, entre pensadores, una discusión ecuménica e interreligiosa”, el P. Solana destacó que en la región “hay una dimensión ecuménica e interreligiosa del día a día. La gente se conoce, son vecinos, trabajan juntos, tienen amigos, se da normal, con mucha espontaneidad”.

Colaboró con este artículo Ana Paula Morales Martínez desde Israel.

Fuente: POR DAVID RAMOS para ACIPRENSA

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