11 de Mayo - Día del Himno Nacional Argentino

Difusión Lunes 11 de Mayo de 2020

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La historia del Himno Nacional Argentino es bastante más compleja de lo que podría parecer a primera vista. Por lo menos, más compleja que la versión que nos enseñaron en la escuela. Y si bien a esta altura es conocido por todos que la letra original fue acortada, existe una larga serie de anécdotas y detalles (algunos podrían calificarse de estrambóticos) que sólo son referidos por los especialistas en el tema.

Fuente: Facebook Faro del Sur

Para la música, el gobierno vuelve a confiar en Blas Parera. Es interesante señalar que los historiadores no parecen ponerse de acuerdo sobre la verdadera talla musical del español. Mientras que algunos lo destacan como el primer director de la orquesta del primer teatro existente en Buenos Aires, la máxima figura musical de la Argentina en aquella época, otros los describen como un modesto profesor de música, empleado en las casas ricas de Buenos Aires para dar lecciones de piano, cello o canto, y autor de música por encargo. Para el compositor Alberto Williams, Blas Parera “no era un compositor avezado en los secretos técnicos del arte, sino más bien un autor ocasional, que se sobrepasó a sí mismo a impulsos de la inspiración patriótica y de la sublimidad del momento”.

Sin embargo, la inspiración patriótica de Blas Parera también es puesta en duda por algunos analistas. En Wikipedia, una enciclopedia de desarrollo comunitario alojada en la web con versiones en más de 100 idiomas, un extenso artículo anónimo sobre la gestación del Himno Nacional Argentino ofrece una polémica versión de la historia: “La Asamblea General Constituyente aprobó la Marcha Patriótica el día 11 de mayo de 1813. Al día siguiente le encargó al español Blas Parera componer con urgencia una nueva música. Algunos autores dicen que Parera accedió, pero pasados varios días no presentaba ningún resultado. Finalmente se negó, alegando que la letra era ofensiva contra España y que él temía las represalias del gobierno del rey. Fue encarcelado por el gobierno y obligado a componer bajo pena de fusilamiento. En una sola noche terminó la partitura (simplemente copió la música que había compuesto para la obra de teatro de Morante un año antes), tras lo cual fue liberado y en el primer barco abandonó para siempre la Argentina, viviendo algunos años en Río de Janeiro y finalmente en España, donde murió.”

Esta anécdota, aunque en contradicción con todas las restantes fuentes consultadas, sienta sin embargo sus bases sobre un hecho real: la repentina partida de Parera en circunstancias poco claras. Pero el musicólogo argentino Carlos Vega lo explica de esta manera: “Meses antes de su partida, el gobierno argentino (recuérdese que el país estaba en guerra) exigió a todos los españoles residentes juramento de fidelidad a la patria naciente y morir por su independencia total, legalizando su adhesión mediante una carta de ciudadanía. Podría ser que la adopción de la nacionalidad argentina hubiera sido una imposición demasiado dura para el catalán, y acaso la causa de su extrañamiento súbito.”

Tampoco existe acuerdo unánime respecto del lugar donde el Himno Nacional fue ejecutado por primera vez. Según la tradición, tuvo su estreno en la casa de Mariquita Sánchez de Thompson, dama de la sociedad porteña de la época, asidua anfitriona de concurridos eventos sociales y veladas musicales. Pero otras fuentes sostienen que el debut de la obra se produjo el 25 de mayo de 1813 en la Plaza de la Victoria, al pie de la Pirámide de Mayo, cantado por los alumnos de la escuelita del maestro Rufino Sánchez. Y que el mismo día, por la noche, se entonó en el Coliseo Provisional. Esta segunda versión se fundamenta básicamente en que, tratándose de un encargo gubernamental de tamaña magnitud, difícilmente su estreno se confinara a un ámbito reducido. Conclusión: la performance en casa de Mariquita Sánchez de Thompson tendría que haber sido posterior a su estreno oficial. Aunque no resulta descabellado pensar en un pre-estreno en las condiciones antedichas, habida cuenta de que es muy probable que tanto López y Planes como Blas Parera fueran asiduos concurrentes de las reuniones organizadas en casa de la dama en cuestión.

Lo cierto es que la obra alcanzó rápidamente gran popularidad, y muy pronto quedó instalada en forma excluyente como canción patria, siendo interpretada tanto en eventos oficiales y sociales como también en el campo de batalla. Aunque, como es sabido, no sobrevivió al paso del tiempo tal como se la conoció entonces.

Como era de esperarse, el contenido de la letra, tan apropiada para inflamar el patriotismo del pueblo en tiempos de guerra, con el transcurso de los años y el tamiz de la paz acabó por generar cierto malestar en España. Versos como “y a sus plantas rendido un león”, “el orgullo del vil invasor”, “y con brazos robustos desgarran / al ibérico altivo león” o “aquí el fiero opresor de la Patria / su cerviz orgullosa dobló”, fueron al fin considerados ofensivos.

En julio de 1893, a instancias del Ministro del Interior Lucio Vicente López, nieto del autor de la letra del Himno, el Poder Ejecutivo resuelve que a partir de la fecha en los eventos oficiales se interpretaría sólo la última estrofa. Una interpelación al ministro López en el Congreso, pedida por el diputado Osvaldo Magnasco, finalmente consigue que el gobierno de marcha atrás con la propuesta. Sin embargo, años más tarde el presidente Julio Argentino Roca firma un nuevo decreto, ordenando que en los actos oficiales se canten sólo los cuatro primeros versos, los cuatro últimos y el coro. Fechado el 30 de marzo de 1900, el decreto sostiene: “El himno nacional contiene frases que fueron escritas con propósitos transitorios, las que hace tiempo han perdido su carácter de actualidad; tales frases mortifican el patriotismo del pueblo español y no son compatibles con las relaciones internacionales de amistad, unión y concordia”. Esta versión abreviada por el decreto de Roca es la que se canta en la actualidad.

En lo relativo al aspecto musical, la historia del Himno se presenta aun más accidentada. A partir de su gestación, comienzan a pulular arreglos y adaptaciones de toda índole, tanto para piano como para diferentes grupos instrumentales. De hecho, la edición argentina de la partitura, del año 1850, es posterior a una edición parisina de 1824, a una inglesa de 1830 (publicada bajo el título de Marcha del Río de la Plata) y a otra de origen francés, en este caso una reducción para piano realizada por el compositor belga Louis Massemaeckers, titulada Chant National de Buenos Aires. Existe incluso una edición del año 1866, para orquesta y banda militar, efectuada por Crisanto del Cioppo en vistas a su interpretación en la corte imperial de San Petersburgo, en Rusia. Sin embargo, el arreglo musical más conocido es el que realizó el compositor Juan Pedro Esnaola en 1860, por encargo del director de Bandas Militares Francisco Faramiñán.

El 2 de agosto de 1924, y muy a pesar de la popularidad que gozaba la versión Esnaola del Himno, el presidente Marcelo Torcuato de Alvear crea una comisión integrada por los compositores Floro M. Ugarte, Carlos López Buchardo y José André, con el fin de preparar una versión musical definitiva del Himno Nacional Argentino. Al cabo de dos años de investigación, la comisión encuentra en el Museo Histórico Nacional una partitura que se identifica como el original de Blas Parera, que hasta entonces se consideraba perdido. El manuscrito, que habría sido donado al museo en 1916 por los descendientes de Esteban de Luca, es calificado como “fuente genuina y completa”, y un nuevo arreglo basado en esta pieza se interpreta el 25 de mayo de 1927 en una función de gala del Teatro Colón.

Las reacciones ante el nuevo himno resultan dispares. Mientras el diario La Nación habla de “una versión que produjo el mejor efecto por las modificaciones que se han introducido al texto corriente, y que el público aprobó con aplauso caluroso”, las páginas de La Prensa cuestionan la autenticidad del manuscrito hallado por la comisión y pide al gobierno que retire el nuevo arreglo, aduciendo que “el himno actual, feo o lindo, es una tradición”.

Las cosas llegan al extremo durante los desfiles del Nueve de Julio, cuando una multitud desafía al gobierno cantando el himno viejo frente a la Casa Rosada y es reprimida por la fuerza policial. Esa misma noche, nuevos incidentes se producen en el Teatro Colón. Según La Nación, “finalizada la canción patriótica toda la concurrencia, de pie, aplaudió con entusiasmo y prolongadamente”. Por el contrario, La Prensa afirmó que “los empleados policiales detuvieron a todos los que no estuvieron de acuerdo con la versión”. El 20 de julio de 1927, Alvear deja en suspenso la nueva versión del himno y nombra otra comisión que restaura el Himno Nacional a partir de la versión Esnaola. En un nuevo decreto, del 25 de septiembre de 1929, el Poder Ejecutivo oficializa este trabajo como Himno Nacional Argentino.

Muchos años después, en 1990, la polémica parece resurgir cuando Charly García enfrenta un juicio por “ofensa a los símbolos patrios” al incluir, en su álbum Filosofía barata y zapatos de goma, una versión del himno adaptada a la estética del rock. Pero el tiempo no ha pasado en vano: los tribunales autorizan la difusión de este nuevo arreglo y la polémica acaba por agotarse en el ámbito mediático.

Ocho años más tarde otro artista popular, Lito Vitale, prepara una nueva versión del himno para teclados y sintetizadores. La misma forma parte del disco El grito sagrado, que incluye además arreglos de otras canciones patrias, a cargo de intérpretes argentinos de diferentes géneros como Jairo, Sandra Miahanovich, Victor Heredia, Pedro Aznar y Juan Carlos Baglietto. Se trata de un proyecto realizado conjuntamente con el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y el disco es repartido gratuitamente en las escuelas. En esta ocasión, no se genera ninguna polémica.

Fuente: http://www.profesorgentile.com/n/historia-del-himno-nacional-argentino.html

 

Fuente: Facebook Faro del Sur

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