Francisco enfrentó a la mafia calabresa

Difusión Lunes 23 de Junio de 2014

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El Papa en Calabria

“Nunca más víctimas de la ‘Ndrangheta’ (mafia calabresa). No debe suceder jamás en la sociedad una cosa de ese tipo”, dijo el papa Francisco, al visitar el sábado 21 de junio la cárcel de Castrovillari, en el marco de la visita pastoral de un día a la diócesis de Cassano all'Jonio, en la región italiana de Calabria.

Fuente: AICA

Francisco enfrentó a la mafia calabresa al visitar en la cárcel al padre y las dos abuelas de “Cocó” Campolongo, el niño de tres años asesinado por la ‘Ndrangheta' el pasado enero junto con su abuelo materno, que ejercía la custodia ya que la madre también está en la cárcel. “Recé y rezo mucho por Cocó y por todos los niños víctimas de este sufrimiento”, dijo el Santo Padre. 
Los asesinos de “Cocó” mataron también a la compañera sentimental del abuelo y después prendieron fuego al coche con las tres víctimas dentro. La ‘Ndrangheta deja como firma cuerpos carbonizados. El Santo Padre condenó inmediatamente el crimen, pero se quedó con ganas de hacer más en cuanto pudiese. 
En la cárcel, el Papa saludó personalmente a todas las mujeres y buena parte de los hombres entre los 220 detenidos en un establecimiento con capacidad para 140. Entre ellos se encontraba el padre de “Cocó”, condenado por tráfico de drogas –la industria que promueve la ’Ndrangheta con miles de peones-, así como las dos abuelas del pequeño. Es una familia con problemas, y el Papa quería consolarlos y animarlos personalmente. Francisco pidió a las dos abuelas que transmitieran un saludo personal suyo a la madre de “Cocó”, internada en otra cárcel por haber violado las condiciones de libertad bajo fianza. 
Entre los detenidos de Castrovillari figura también, a la espera de juicio, el presunto asesino que el pasado marzo mató a golpes de barra de hierro delante de su iglesia al sacerdote de Síbari, Lazzaro Longobardi, por haberse negado a aceptar una extorsión. En su breve discurso, del que tachó en el último momento la palabra “detenidos” para dirigirse a ellos simplemente como “amigos”, el Papa subrayó la importancia de las actividades de reinserción “pues si la cárcel descuida esa finalidad, la ejecución de la pena se degrada a un mero instrumento de castigo y revancha social, dañino para el individuo y para la sociedad”. En Castrovillari se ofrecen dos programas de bachillerato y dos de formación profesional: hostelería y contabilidad. 
Recordando que Jesús es también “maestro de reinserción”, el Papa los animó a aprovechar el tiempo para “hacerse mejores ustedes y hacer mejor la comunidad pues, para el bien y para el mal, nuestras acciones influyen sobre los demás”. Francisco se despidió con una súplica significativa: “Recen por mí, porque yo también cometo errores y debo hacer penitencia”. 
La mayoría de las mujeres lloraban, igual que muchos hombres, conmovidos por la bondad de una persona a la que admiran. Muchos siguen en televisión el Ángelus del domingo, y prácticamente todos contribuyeron a adornar el lugar en vísperas de la visita papal. Los reclusos le entregaron cartas y mensajes que el Pontífice recogía y guardaba en su portafolio y muchas detenidas le ofrecieron pequeños regalos, sobre todo bordados que realizaron en estas últimas semanas. 
El Papa estaba conmovido. En el breve trayecto a pie del helipuerto a la cárcel, había saludado a las familias del personal: los dirigentes, la policía penitenciaria, el servicio de mantenimiento e incluso los bomberos. 
Durante la jornada se reunió también con los enfermos, los ancianos, los jóvenes en programas de desintoxicación y los sacerdotes. Almorzó con los pobres en el comedor de Cáritas y celebró una misa al aire libre. 
Una visita pastoral que lleva por lema: 'Vengo a pedir disculpas". La frase se refiere a lo que está escrito en la carta que el Papa envió a los fieles de esta diócesis cuando decidió el nombramiento del obispo de Cassano, monseñor Nunzio Galantino, como Secretario General de la Conferencia Episcopal Italiana CEI. 
Un gesto máximo de ternura. En su trayecto a la ciudad de Calabria, Francisco detuvo el vehículo en el que viajaba para saludar a un grupo de vecinos de una región suburbana que habían salido al costado de la ruta junto con un joven discapacitado, postrado en camilla. 
El Papa avistó al joven y a su familia varios metros antes de pasar frente a la congregación de gente, se bajó del vehículo -viajaba pegado a la ventanilla derecha del asiento trasero- y besó al joven discapacitado. También saludó a las mujeres reunidas, tocó a un bebé y acarició a otra niña. La breve parada, de apenas un minuto y medio, quedó registrada en el teléfono celular de uno de los vecinos y rápidamente se viralizó por la red.+

Fuente: AICA

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