Por los 30 años de democracia
Asamblea legislativa de Córdoba
Por estar absolutamente de acuerdo, reproducimos las reflexiones del Legislador García Elorrio, al cumplirse los 30 años de la recuperación de la democracia.
Me congratulo porque desde hace treinta años podemos ejercer nuestro derecho a participar en las elecciones, pero ¡cuánto nos falta para vivir en democracia!
No vivimos en democracia simplemente porque gobiernan quienes sacaron más votos en las últimas elecciones.
Para vivir en democracia, es preciso que los procesos electorales no se basen en ataques al gobierno de turno sino en presentar propuestas que la ciudadanía pueda analizar con espíritu crítico.
Vivir en democracia significa que los ciudadanos entendamos que quienes detentan el poder político no son dispensadores de favores graciables, sino administradores de la propiedad común y por lo tanto sujetos al control del pueblo.
Es necesario entender que más votos no representan la mayoría de la ciudadanía, y que quiénes resultan electos deben gobernar buscando el bien común de todos los ciudadanos, especialmente del conjunto de las minorías... que constituyen mayoría. Ésta es la gran deuda de nuestra democracia: construir el diálogo en la pluralidad. Realizar un debate en el que se escuchen las opiniones divergentes, se discuta sin agravios ni chicanas, se busquen los puntos de consenso para legislar teniendo como norte el bien común posible.
La democracia madura exige la separación de los poderes del Estado, que cada uno de ellos sea independiente y exista un control constante de uno sobre el otro.
En democracia, el Estado, y cada hombre concreto que forma parte del gobierno, debe ser el primer garante de los derechos de “todos los hombres que quieran habitar el suelo argentino”: el derecho a la vida, el derecho a crecer en un ambiente libre de drogas, el derecho a expresarse libremente.
La democracia se construye cuando la función pública se entiende como una tarea de servicio, y no como la ocasión de acumular prebendas e impunidad. Cuando quienes ejercemos la función pública no tenemos miedo de alejarnos de lo “políticamente correcto” y somos capaces de trabajar por lo que es realmente correcto para el bienestar de todos.
Para vivir en democracia el empeño político tiene que estar puesto en superar las inequidades e injusticias no sólo desde el relato sino en los hechos concretos y reales, porque como dijo Mandela en una frase no por repetida menos cierta: "Si no hay comida cuando se tiene hambre, si no hay medicamentos cuando se está enfermo, si hay ignorancia y no se respetan los derechos elementales de las personas, la democracia es una cáscara vacía, aunque los ciudadanos voten y tengan Parlamento”
Esta democracia, cuyos nuevos 30 años celebramos, nos exige especialmente a nosotros, legisladores de la provincia de Córdoba, un compromiso serio y eficaz para ir construyendo cada día más y mejor democracia.
Nuestra Opinión
Desde este humilde medio, nos toca apoyar las ideas de García Elorrio. Coincidimos plenamente en que una cosa es haber recuperado y mantenido un sistema de elecciones para elegir representantes; y otra muy distinta es el 'culto a la mayoría' o que la 'mayoría' de votos en una elección, tenga el derecho a imponer ideologías o formas de vida; de espaldas a la cultura y tradiciones de la verdadera mayoría de argentinos.
Pues la verdad, no depende de mayorías o minorías. Como decía el recordado Ghandi "Aunque la verdad se encuentre en minoría, sigue siendo la verdad".
Entonces, debemos advertir sin ingeniudidades, que la verdad para todos los hombres y mujeres es vivir en paz, en familia, protegiendo la vida, con trabajo y, esencialmente, con justicia sin la cual todo lo anterior no es posible. La democracia pasa a ser una 'cáscara vacía' que se utiliza como instrumento de dominación, para silenciar opiniones divergentes o imponer ideas de minorías con intereses egoístas y ambiciones desmedidas.
Festejamos los treinta años de la recuperación de la democracia, pero todavía nos falta aprender a vivir en democracia.