Difusión Viernes 25 de Octubre de 2013

Aerolíneas: LA CORRUPCIÓN QUE LEVANTA VUELO

0_aerol-neas.jpg Aerolíneas Argentinas

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Resulta triste y ridícula la estrategia a que suelen aferrarse algunos gobiernos, consistentes en lanzar manotazos por doquier cuando los parámetros de la intención del voto los ubican en posiciones de alto riesgo frente a contiendas electorales. Cuando ven que sólo se depende de un milagro –que en política no existen–, aparece una suerte de Plan B como fruto de la desesperación.

Un ejemplo lastimoso de esta práctica que termina actuando como bumerán vuelto en contra, es el anuncio efectuado por el presidente de Aerolíneas Argentinas, Mariano Recalde, de que esta empresa adquirirá aeronaves a un costo de 1.800 millones de dólares a una empresa de Estados Unidos. Se trata de 20 máquinas Boeing 737-800 Next Generation, mediando el funcionario regional de la empresa Van Rex Gallard.

Tan rimbombante anuncio ¿es capaz de sobresaltar a multitudes de connacionales que observan estas espectacularidades de la línea aérea de bandera? Desde luego que no. Sólo puede llamar la atención al reducido porcentaje de argentinos que pueden viajar por los cielos de cabotaje y del mundo gracias a su poder adquisitivo. Millones de compatriotas saben que jamás podrán abordar una aeronave y que sin embargo y sin que se los consulte deben aportar con sus impuestos a mantener uno de los monumentos a la corrupción erigidos por malos gobernantes.

Pero estas consideraciones demandan una aclaración absolutamente necesaria. La operación de compra, para la cual se tuvieron que anticipar 2 millones del verde billete a modo de reserva, recién se iniciará dentro de dos años y se irán incorporando al servicio entre 2016 y 2018. Además, reservar es una cosa e incorporar otra muy distinta. La diferencia, medida en almanaques y fondos disponibles, será de 3 a 5 años nada menos.

Esto se ve como un claro recurso motivado por el abatimiento oficial frente a las encuestas, como si la mayoría de los argentinos hubiesen estado a la espera de semejante noticia, siendo que mayores réditos le hubiera dado a la Casa Rosada que tan cuantiosas inversiones se orientasen a dar mayor seguridad y confort a los servicios ferroviarios donde centenares de miles de personas se vuelcan a las estaciones para concurrir a sus tareas diarias. Y que no están seguras de retornar vivas a sus hogares. Valga citar que en la misma línea, el gobernador de Entre Ríos, Sergio Urribarri, dijo meses atrás que en marzo de 2014 se implementarán viajes de la empresa estatal desde Paraná, en un anuncio efectuado con sospechosa antelación.

La compra de marras colocará al gobierno que llegará en 2015, en la indesligable obligación de pagar por bienes que no sólo no decidió comprar sino que a la luz de la crisis del país y en especial de Aerolíneas Argentinas, tampoco se atrevería a impulsar en el ejercicio de su mandato, aconsejado por una mínima prudencia y responsabilidad.

Qué cuadro contradictorio cuando se advierte tamaña inversión de una empresa cuyo presidente no compró avión alguno en cuatro años de gestión y a la que el Tesoro le debe aportar más de 2 millones de dólares mensuales para enjugar su crónico déficit.

Estamos frente a recurrentes aventuras, ya que el gobierno de Eduardo Duhalde (impulsor de Néstor Kirchner) alumbró el 21 de mayo de 2003 el Decreto de Necesidad y Urgencia 1.238 creando una nueva línea aérea. Su sucesor y bajo el argumento de que “al fin vamos a tener una línea aérea federal, manejada por nosotros, los argentinos, para reponer la venta apátrida de Aerolíneas Argentinas…”. puso en marcha (es una forma de decir) Líneas Aéreas Federales Sociedad Anónima (LAFSA), con la particularidad de que nunca realizó vuelo alguno porque no tuvo aviones pese a las altísimas partidas anuales en dólares fijadas para gastos en personal integrado en sus altos niveles conductivos por familiares de altos funcionarios, de ex funcionarios y militares retirados, que ocuparon una serie inconcebible de gerencias con elevados haberes y percibiendo asimismo tickets canasta y viáticos por grandes montos. El promedio salarial de una “empresa” que no operaba y se mantenía con el esfuerzo de los contribuyentes, era inicialmente (hace una década) de 3.700 pesos de bolsillo. Viene a nuestra memoria la imagen de cuando los agradecidos empleados de la flamante empresa estiraban los brazos para saludar a su salvador que les sonreía feliz.

La perlita es que habiendo sido disuelta en 2009, LAFSA jamás tuvo aviones ni generó ingresos, es decir que el Estado erogó 137 millones de pesos para una línea aérea que nunca voló. ¿Qué clase de revolucionaria política de transporte aéreo fue esa? Recordemos que la empresa brasileña Embraer inició en 2010 una investigación por supuestos sobreprecios en las aeronaves vendidas a nuestro país para renovar las flotas de Aerolíneas y Austral. La firma carioca informó a Security Exchange Commission (SEC) de los Estados Unidos, que se pagaron sobornos en tres países, uno de ellos la Argentina. La sospecha se centró en que el gobierno argentino habría pagado entre y 5 y 6 millones de dólares de más por cada aeronave, lo cual permite calificar esta operación cono un verdadero escándalo. Las compras por un total de 700 millones de dólares fueron concretadas durante la gestión del ex secretario de Transporte Ricardo Jaime. El abogado Ricardo Monner Sans se ocupó oportunamente de denunciar estas maniobras delictuosas.

Recalde fue señalado en enero pasado por la diputada Graciela Ocaña por su inusitado aumento patrimonial, advirtiendo que lo denunciaría penalmente por violación de los deberes de funcionario público, enriquecimiento ilícito y falsedad u omisión en sus declaraciones juradas. No habla nada bien de su gestión el hecho de que en diciembre de 2012 la empresa acumulaba un rojo de 3.324 millones de dólares desde su estatización.

“Desde que se transformó en AeroCámpora, en julio de 2009,  recibió (Aerolíneas) 2.100 millones de dólares del presupuesto y sigue siendo deficitaria”, reveló el periodista Jorge Lanata en un extenso informe donde objetó la historia de los balances secretos. No es menos asombroso que un informe elaborado por una consultora privada consignara que la empresa de bandera llegó a tener 32 pilotos por avión (1.100 para 34 aeronaves). Una verdadera locura, según señaló un especialista, indicando que el número por aeronave no debe sobrepasar los 15 pilotos, pero desde la estatización la dotación de pilotos aumentó dos veces. “Es como un restaurante con treinta mesas atendidas por 900 mozos, graficó un técnico. “La mayor parte del dinero se va en sueldos”, llegó a admitir el propio presidente Recalde.

Si se hubiese actuado con racionalidad y un auténtico criterio de prioridades, sumas tan siderales hubieran podido utilizarse para renovar el material de vuelo de nuestra Fuerza Aérea, cuya gran parte se caracteriza por su obsolescencia. Eso hace que nuestros pilotos militares no sólo estén entre los mejores del mundo, sino también entre los más corajudos.

La corrupción es un mal inherente a todo gobierno que no esté controlado por la opinión pública, se ha dicho. Está claro que si no se pelea para acabarla se terminará formando parte de ella. El mayor cómplice de la corrupción –que sigue matando– es el silencio. Aquellos que miran para otro lado terminan siendo parte de esta práctica tan vil y despreciable.

Fuente: LUIS MARÍA SERROELS - Especial para Foro de Cuyo

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