De lo "Maradona" a lo "Mascherano"

NOTA DE OPINIÓN Jueves 7 de Agosto de 2014

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En el mundial pasado, los argentinos nos sentamos a ver la artillería de los “cuatro fantásticos” y a gozar de Messi para endiosarlo definitivamente. A regodearnos de los firuletes de Di María y limpiamos la calculadora para sumar infinidad de goles que seguramente haríamos… Y apareció Mascherano.

Autor: Lic. Cristian Sosa Barreneche

Leímos hasta el infinito y nos reímos hasta descostillarnos que “Masche” interrumpe a Mirtha Legrand, que si negocia con los fondos buitres trae vuelto, que es el único que le paga a los supermercados chinos con caramelos y le dan vuelto en dinero, que la mujer le dice que haga lo que quiera y efectivamente hace lo que quiere, que es el que le trae la montaña a Mahoma y que Dios madruga para que Masche lo ayude a él.

¿Qué pasó?

Perdimos la final, pero, a pesar de no haber sido campeones, el gusto en la boca no fue tan amargo.

La figura del “Jefe” se impuso en todo momento: cuando alentó a Romero ofreciéndole un objetivo épico; cuando, a pesar de los golpes, se levantaba y alentaba sin descanso al equipo; cuando hizo ese esfuerzo máximo para evitar el gol de Holanda; cuando enfrentaba sin miedo a los rivales que le llevaban una cabeza y varios kilos; cuando compartía y consensuaba con su director técnico las estrategias del partido, sin “robar” protagonismo, aportando al conjunto; cuando frente a la Presidente dijo que “hemos dejado valores para la gente sobre cómo competir y cómo hacerlo; ojalá que marquemos un camino y se pueda seguir”.

Las madres de la Argentina quieren para sus hijas novios como Mascherano, a los padres les gustaría compartir un partido de fútbol con él, a todos nos gustaría un amigo como el “capitán sin brazalete”. Todos queremos a Mascherano.

Y también nos gustaría que el “Jefecito” esté en nuestra empresa, en nuestro partido político, en nuestro proyecto y que sea nuestro vecino. Pero si no es él, alguien como él. Si no podemos contar con el original, queremos una buena copia. Queremos gente a quien admirar y sentir orgullo por lo que son. Personas que nos alienten y estimulen. Personas que sean ejemplo y que aspiremos ser como ellas.

Los podemos tener.

Sí, no crea que estoy loco o soñando. Más aún, estoy convencido que los podemos tener más rápido de lo que pensamos.

Claro, para eso hay que cambiar el actual Sistema Educativo. Porque no cumple con su misión., su objetivo está equivocado, y las estructuras y métodos son obsoletos.

En definitiva, nos hemos olvidado del “Otro”.

Creo que hay que crear un Nuevo Orden Educativo.

En ese sentido, no sólo los docentes tienen la responsabilidad de hacerlo, sino todos los adultos y, en particular, los padres. Estos últimos, hasta un mandato constitucional les cabe.

Los adultos somos los responsables de los éxitos y fracasos del sistema educativo y de los resultados de los alumnos.

Como dice un amigo mío, los niños y jóvenes se forman en la casa y se educan en la escuela. En ambos ámbitos, los adultos somos los responsables de esas “personitas” y no podemos sacarnos el sayo bajo ninguna circunstancia.

¿Y si quienes tenemos la responsabilidad de formar y educar, dejáramos de hacerlo a lo “Maradona” para comenzar a hacerlo a lo Mascherano”?

Llamo educación “a lo Maradona” a la impronta de educar y formar con un enfoque hedonista, individual, de goce inmediato, egoísta, sin responsabilidad social, en donde solamente tienen vigencia los derechos y no las obligaciones, entre otras cosas. El “formato” Maradona atrajo mucha gente. Si hasta “Dios” se hizo nombrar. Su juego preferido, antes que el fútbol quizá, sea el “yo-yo”.

Una vez leí un librito que recolectó los graffittis que estaban en los baños de la Sorbona. Uno de ellos decía: “Dios ha muerto. Nietzsche”. Y al cabo de unos días, alguien le agregó otro que decía: “Nietzsche ha muerto. Dios”.

Pues, forzando el ejemplo y pidiéndole al lector un pequeño acto de creatividad, diría: “Dios ha muerto. El Jefe”.

Tenemos la gran oportunidad de comenzar a formar y educar a nuestros hijos y nietos con algunos de esos valores y actitudes que encarna la figura de Javier Mascherano.

¿Cuáles son?

PASIÓN

Mascherano le pone emoción a las cosas que hace dentro de la cancha, o sea “energía positiva en movimiento”. No es algo que deba explicarse mucho porque se siente a flor de piel. Eso es lo que infunde en cada pelota que traba ante un contrario, en cada quite, en cada entrega. ¿Estamos los adultos transmitiendo esa pasión cuando hacemos algo? ¿Se nos percibe de esa manera tal como cada uno de nosotros “siente” a Mascherano aunque sea ante un televisor?

DEDICACIÓN y SUPERACIÓN

“Transpirar la camiseta” no debería ser de uso exclusivo para quienes practican algún deporte. Cuando al finalizar un partido vemos a Mascherano sudando como ninguno, con su rostro exhausto, y con sus ropas embarradas, nos da la sensación que se jugó “el todo por el todo” haciendo un esfuerzo supremo en cada minuto de juego, tratando de superarse en la entrega por el bien común. ¿Estamos dando de nosotros el ciento por ciento de nuestras capacidades, aún a sabiendas de nuestras limitaciones?

CAPACITACIÓN

Cuando Mascherano dijo al finalizar el encuentro contra Holanda “lo hemos jugado con corazón, con alma, pero con una inteligencia táctica impresionante”, hacía referencia –aunque no explícitamente- a que es necesario prepararse no sólo desde lo anímico sino también desde lo racional e intelectual propiamente dicho. Preparar una estrategia junto con el técnico, y ser “el” referente dentro de la cancha para aplicarla, permitió disminuir las posibilidades de los adversarios. Es decir, meterse de pies a cabeza en el agua, y no solamente tocar el agua con la punta de los pies, debería ser una actitud de vida en cualquier persona que trabaja, estudia o ejerce un rol determinado.

CONTRACCIÓN AL TRABAJO

Aguantar el ritmo de partidos con alargues, con escasos días de recuperación, supone extenuantes jornadas de entrenamiento, ejercitación y dietas alimenticias. ¿Hasta dónde estamos dispuestos a hacer ese tipo de esfuerzos y concesiones? ¿Lo que le pedimos a Mascherano es aquello que nosotros nos imponemos en nuestra actividad como formadores? Hay que trabajar mucho y bien.

MENTE ABIERTA

Cuando Pep Guardiola llevó a Mascherano al Barcelona F.C., le pidió que cambiara su tradicional función de mediocampista central por el de zaguero. Si bien Mascherano aceptó el reto, varios de los partidos que debió disputar en ese rol le fueron desfavorables, y la crítica recayó despiadadamente sobre él. Sin embargo, no se amilanó y optó por abandonar esa “zona de confort” que le fue tan propicia en su carrera por algo nuevo en función del bien del equipo, tal como pretendía su entrenador. ¿Estamos preparados para cambiar nuestras formas o nuestros roles en función del “equipo” abriéndonos a nuevas estrategias y funciones?

MOTIVACIÓN y ESTIMULACIÓN

“Hoy te convertís en héroe” ya forma parte de los hitos que se recordarán de generación en generación. ¿Se hubiera sentido de la misma manera Romero si Mascherano no le insuflaba el alma con sus palabras para el logro de sus objetivos? ¿Se sienten así los Romeros y Romeritos que tenemos a nuestro cargo en la vida? ¿Somos capaces de arengar de esa manera? ¿Lo sentimos en nuestro corazón?

ENTEREZA y SACRIFICIO

Todos recordamos la jugada en donde Mascherano se estiró hasta más allá del límite para evitar que el delantero holandés Robben nos hiciera un gol en el último minuto del partido, lo que hubiera supuesto la eliminación de Argentina. Incluso, ante la pregunta de los periodistas dijo una frase que no era muy académica, pero que reflejaba el esfuerzo realizado y que le generó mucho dolor. ¿Hasta dónde somos capaces de “rompernos” por los demás (y por nosotros mismos) para que las cosas sucedan y que los cambios por los que luchamos se produzcan?

LIDERAZGO y CONVICCIÓN

Ver a Mascherano durante el partido orientando en sus posiciones a sus compañeros o en los entretiempos de los alargues dando indicaciones a la par de Sabella, lo mostraron como un verdadero referente y líder a escuchar y seguir. Asimismo, haciéndose respetar ante los adversarios como en la ya famosa foto en donde se lo ve enfrentando a dos enormes belgas. “Este es mi equipo y no nos dejaremos avasallar” parece decirles, cual gladiador imperial, dadas las caras de los incrédulos contrincantes. No por prepotencia sino por convicción. ¿Estamos convencidos de lo que hacemos para llevar nuestros proyectos adelante aún enfrentándonos a fuerzas superiores o injustas?

RECONOCER ERRORES (Y LIMITACIONES)

En uno de los partidos por las eliminatorias hacia el Mundial de 2014, ante Ecuador, Mascherano fue expulsado por darle una patada al camillero que lo llevaba lesionado. Insólita situación y descontrolada reacción, sin lugar a dudas. Sin embargo, en la conferencia de prensa posterior, Mascherano dijo: "Uno es lo suficientemente grande para reconocer sus errores, todo lo que pasó me avergüenza mucho, me entristece. Me gustaría que mi error no empañe la buena imagen que dejó el equipo". Los adultos, ¿volvemos sobre nuestros pasos evaluando cada uno nuestros actos sabiendo que muchas veces dejan marcas indelebles en nuestra juventud?

PACIENCIA

Una y otra vez la pelota pasaba por los pies (y la cabeza) de Mascherano, y él, sin desesperarse, lateralizaba el juego aún ante varios adversarios que lo acosaban. Buscando espacios, buscando soluciones… hasta encontrar el destino más conveniente. Casi una rutina planificada que podría exasperar hasta el más calmo.

Quizás hubiese sido más fácil para él sacarse la pelota de encima o patearla hacia los delanteros para que se hagan cargo. Paciencia hasta encontrar el momento y la situación apropiada es una cosa, y la postergación indefinida de tareas o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes o agradables, es otra. Nos referimos a la primera. Sobre todo en el mundo de hoy en donde se busca lo inmediato, lo rápido, lo “liquido”.

HUMILDAD

En el Mundial de 2010 Mascherano ostentó la cinta de capitán. Al llegar Alejandro Sabella en 2011 le dio esa distinción a Messi, no sin antes explicarle las razones. Lo aceptó con gran naturalidad y sentido de la camaradería. Si hay una cualidad netamente visible en Mascherano es su humildad, su modestia y en definitiva su perfil bajo al hacer declaraciones. Por más alabanzas que reciba, Mascherano siempre habla sobre “el equipo” por encima de su actuación personal. ¿Son más importantes los cargos nominales a los que aspiramos y de los que nunca quisiéramos desprendernos, o las funciones que debemos llevar adelante? Analicemos nuestros textos o palabras: ¿hablamos en primera persona del singular o del plural?

Se pueden decir muchas cosas, pero las obras, los actos son los que muestran y demuestran cómo es una persona.

Si alguien quiere saber cómo es un grupo de trabajo, un equipo, una persona, no se fije en lo que dice, sino en lo que hace. El resto, son sólo palabras.

Autor: Lic. Cristian Sosa Barreneche

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