PROVINCIALES Miércoles 30 de Enero de 2013

CORDOBA: Difícil situación económica

0_c-rdoba1.jpg Arco de Córdoba

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El director de CIPPES revela la relación entre pobreza y educación. Describió la grave situación de la provincia: el 24,3% de la población viviría en la pobreza, aun por debajo de Santa Fe y Buenos Aires.

Cumplidos 13 años de gobierno delasotista, Córdoba muestra datos alarmantes en términos de pobreza e indigencia después de una década de crecimiento económico nacional a ritmo acelerado. Así lo describió el director del Centro de Investigaciones Participativas en Políticas Económicas y Sociales (CIPPES), que estima un cálculo inflacionario alternativo y establece la canasta básica total según un índice de precios relevado en 400 comercios de 50 barrios populares cordobeses.

“Para nosotros una familia tipo –padre, madre y dos hijos– vive situación de pobreza con un ingreso mensual menor de 3.800 pesos, establecida como la canasta básica total. Este número tiene un impacto directo sobre la cantidad de pobres y de indigentes en la provincia. Desde el CIPPES estimamos que el 24,3% de la población estaría comprendida en la pobreza en Córdoba, algo más de 802 mil personas, una cifra importante para un distrito con las características productivas de la provincia”, dispara Gallo, una de esas tardes agobiantes por el calor de diciembre.

Y no está equivocado, atento a que en Córdoba tienen un papel estelar dos de las actividades económicas determinantes en el crecimiento económico argentino: agro e industria automotriz.

Pasadas las fiestas, y con la perspectiva de un 2013 complicado para las finanzas provinciales, vale repasar las características del sector social que incluye a 1 de cada 4 cordobeses. Más aún cuando se supo en noviembre pasado que Río Cuarto, la segunda ciudad de la provincia y capital alternativa designada por José Manuel de la Sota, se encuentra sexta en el ranking de centros urbanos con mayor deserción escolar en el nivel secundario del país, tal como informó el diario Puntal.

–¿Cuáles son las principales víctimas que tiene la situación actual en Córdoba en torno a la pobreza?

–Para crear una imagen representativa, acá sin lugar a dudas hay que pensar en los niños porque es la franja etaria donde la pobreza tiene un impacto mucho más grande. Si tomamos los menores hasta 13 años, el 36% son pobres. Paradójicamente son los 13 años de la actual gestión en Córdoba, son los hijos de esta gestión. Uno de cada tres niños cordobeses durante la gestión de Unión por Córdoba se encuentra en la pobreza. Es una buena forma de enmarcar los éxitos y los fracasos de una gestión, cómo impacta o favorece con políticas sociales para rescatar a grandes sectores de la sociedad de este flagelo.

–¿Cómo están conformados los núcleos familiares de esos niños?

–Por lo pronto, de los jefes de hogar pobres, el 42% son conducidos por mujeres. Poco tiene que ver con el ascenso de género sino con situaciones más complejas. Acá es donde empieza a aparecer, en Córdoba con mucha fuerza, la educación como un fenómeno intrínsecamente relacionado con la pobreza porque el 76% de esas mujeres –pobres y jefas de hogar– no pudo concluir sus estudios secundarios. Imaginate cuáles son las herramientas que tienen esas mujeres para enfrentar la vida o a qué tipo de trabajo tienen posibilidad de acceder. Según el último estudio que realizamos en Córdoba, se advierte claramente que hay un círculo de pobreza que funciona de esta manera: padres sumidos en la pobreza y en condiciones laborales precarias, donde la falta de educación es una constante, que transmiten esa situación a los hijos.

–Es la estratificación de la pobreza.

–Sí, una pobreza que se reproduce. Los hijos de padres pobres pareciera que están condenados a vivir la misma situación. Si en vez de tomar a las mujeres analizamos a los padres pobres en general, tres de cada cuatro no terminaron el secundario. Ahí está claro el problema educativo como un obstáculo para mejorar la situación.

–¿Esto afecta el futuro del mercado laboral en Córdoba?

–Sabemos que en la situación de los jóvenes está el potencial laboral de una provincia, aquellos que tienen entre 18 y 25 años. En esa población, el 49,5% no tienen el secundario completo. ¿Qué tipo de trabajo van a conseguir estos jóvenes para salir de la pobreza? En ese mismo sentido, la educación entre niños y adolescentes: de entre 12 y 18 años, uno de cada cuatro pobres no logró terminar el primario. Este dato es central. Cuando el fenómeno es grande escapa a las políticas focalizadas: qué tipo de oferta de empleo existirá en Córdoba en el futuro teniendo una mano de obra poco calificada de esta manera, porque ese es un problema de cara al futuro. Para el desarrollo tiene que estar involucrado el aparato productivo, privado o público, con el elemento humano de forma integral. Esta es la calidad educativa, que no contiene a los pobres, va a derivar en la mala calidad de la mano de obra que necesitará en el futuro la economía de la provincia. Por eso es importante discutir el problema de forma integral. Pero primero debe estar visibilizado ahora para mejorar con políticas en el futuro.

Una imagen, mil palabras.

El CIPPES buscó una metáfora que expresara sin dudas cuál es el peso de los niveles de pobreza en Córdoba. Para ello, los investigadores apelaron a la imagen futbolera, atada de forma ineludible al imaginario argentino, y tomaron al estadio Mario Alberto Kempes, segundo en capacidad de hinchas del país después de las últimas reformas que se realizaron para la última Copa América.

“Ese 24,3% de pobres que hay en córdoba representa casi 14 estadios mundialistas Mario Alberto Kempes repletos. La misma comparación con la indigencia alcanza a tres estadios completos, y un Kempes y medio con los niños pobres de hasta 13 años, nada más que con ellos”, señala Gallo.

–¿Qué metodología lleva al CIPPES a alcanzar estas conclusiones sobre el estado de escolaridad entre los pobres de Córdoba?

–Al obtener el dato de la canasta básica total, se cruza con los datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) donde se relevan los índices educativos. Ahí fundamentamos las conclusiones en números oficiales. Con la misma base del INDEC para calcular la canasta, pero relevada por los vecinos, lo cruzamos con la EPH que se hace cada seis meses. El gobierno de Córdoba no puede dejar de reconocer la cantidad de chicos que abandonan el secundario aunque no reconozca la pobreza. La políticas provinciales como el boleto educativo, que es una medida buena para favorecer el acceso de los chicos pobres a la escuela, está parada sobre un piso donde no se cumple el derecho más básico. Si no impacta en la deserción significa que hay un problema más grave abajo que hace que llegue tarde para muchísima gente. También impacta en las políticas que aplica  la Nación sobre los sectores pobres porque la asignación universal debiera influir directamente en la escolaridad, pero a pesar de ese ingreso familiar los chicos siguen desertando de las escuelas.

–¿Qué otras características tiene esta pobreza?

–Calculada de esta manera, la canasta en Córdoba nos muestra que el fenómeno de la pobreza dejó de estar reducido a los sectores humildes. La inflación tiene un efecto dinámico que comprende cada vez más a distintos sectores: avanza sobre el salario y lo pulveriza, paso siguiente precipita a trabajadores a situación de pobreza. Son más de 111 mil trabajadores que se encuentran en situación de pobreza. Son personas que se levantan temprano, laburan como mínimo ocho horas diarias y vuelven a sus casas con la única seguridad de que no van a salir de la pobreza en función de los actuales salarios. Esto, calculado desde una canasta de 3.800 pesos. Son trabajadores asalariados del Gran Córdoba.

–¿Cómo se explica?

–Actualmente, el 40% de los trabajadores están en situación no registrada y el trabajo en negro genera pobreza. Los sectores más informales son la construcción (76%), las empleadas domésticas (93%), comercio (41%). Cuando relacionás la educación y los trabajadores en esta situación, se advierte que más de 54% de los trabajadores no registrados no pudo terminar el secundario. Estamos hablando de asalariados comprendidos en la pobreza. Por eso podemos concluir que la falta de educación incide en parte, también, en las condiciones de trabajo de forma directa. La escolaridad completa incide tanto en la formalidad o no del empleo y en la calidad. Cayó 14% el empleo en la construcción, donde coincide el trabajo en negro con la poca formación educativa. Quiere decir que con un parate como el actual, donde la economía no avanzó con el vigor de otros años, rápidamente los primeros puestos de trabajo que se pierden son los menos calificados.

Comparaciones necesarias

Si bien los niveles de pobreza en Córdoba se ubican en andariveles distintos a los de otras provincias históricamente relegadas en el desarrollo económico y social, para el CIPPES lo válido, a los efectos de obtener una verdadera dimensión de la situación actual, es comparar con jurisdicciones que muestran una conformación socioeconómica similar.

En ese marco, Gallo describe y contrasta cuáles son los niveles salariales de Córdoba con Santa Fe y Buenos Aires, donde industria y agro tienen un papel fundamental en el circuito económico, diferente a otras provincias donde el trabajo en el Estado o las regalías cumplen un rol determinante.

“La pobreza no tiene que ver exclusivamente con los sectores humildes y está directamente relacionada con los tipos de salarios que se pagan. Por eso analizamos el promedio del salario en Córdoba, tanto el estatal como el privado, y lo comparamos con Buenos Aires y Santa Fe”, afirma el investigador.

–¿Cuáles son los resultados?

–Según el Ministerio de Economía de la Nación, en el sector privado registrado, Córdoba paga peor que Santa Fe y Buenos Aires. En promedio, el trabajador privado cobra en Santa Fe 5.693 pesos y en Buenos Aires 6.097, mientras Córdoba se ubica último en esta escala con 5.367 pesos. Quiere decir que en Buenos Aires el ingreso es de un 13% más por el mismo trabajo y Santa Fe 5,33%. En cuanto al sector público, la comparación entre el Gran Córdoba y el Gran Rosario, donde se mensuran los ingresos del conjunto de trabajadores tanto nacionales como provinciales y municipales, da cuenta de que los rosarinos ganan un promedio de 5.021 pesos, contra 4.632 en el conglomerado de la capital provincial.

–¿Cómo se completa el cuadro?

–Según nuestras mediciones, Córdoba tiene el precio de los alimentos más caros entre los seis conglomerados urbanos donde el IPB realiza el índice que precios: conurbano bonaerense, Mendoza, Salta, Tucumán, Mar del Plata y nuestra provincia. Entonces tenemos los alimentos más caros con los salarios más bajos, y con alto porcentaje de la pobreza donde la educación es uno de los factores preponderantes para enquistar la pobreza en bolsones que no se mueven. La forma de salir de la pobreza tiene un techo bajo por los bajos salarios en relación a otras provincias, tanto en el sector público como en el privado. Esto adquiere gravedad a nivel nacional por la incidencia que tiene la provincia.

Pobreza y Ajuste en el PAICOR

El Programa de Asistencia Integral de Córdoba (PAICOR), que desde el comienzo de la democracia es el programa social más importante de Córdoba, brindando alimentación a alumnos, fue noticia a fines del ciclo escolar de 2012 por denuncias referidas a la calidad de la comida que brinda. El CIPPES difundió una columna de análisis de la situación, que incide directamente entre los menores pobres de la provincia. Aquí, un extracto de esas reflexiones, a cargo de Alfredo Schclarek Curutchet, profesor adjunto UNC, investigador del Conicet y director académico del CIPPES, y Lucas Torres, investigador asociado.

“Durante el fin del año escolar volvió a ser noticia el Programa de Asistencia Integral de Córdoba (PAICOR) por la reducción en la calidad del servicio brindado. Según declaraciones de algunas escuelas, en el desayuno se reemplazó la leche chocolatada por mate cocido y la colación quedo reducida a un bollo de pan, mientras que en el almuerzo se ha observado el aumento de los alimentos más económicos y la disminución de la variedad de los postres.

Autor: Guillermo Posadas

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