EDITORIAL Jueves 6 de Julio de 2017

¡FELIZ DÍA CÓRDOBA!

0_escudo-acta-fundacional-ciudad-cordoba-argentina.jpg ESCUDO DE CÓRDOBA

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Hoy festejamos los 444 años de la Fundación de la Ciudad de Córdoba, Capital de la Provincia del mismo nombre, República Argentina, por Don Jerónimo Luis de Cabrera.

Nuestra "Córdoba de las Campanas", fue fundada como parte de la España y en nombre de los Reyes Católicos, por Don Jerónimo Luis de Cabrera quien estableció -en contra de toda la 'leyenda negra' inventada por los ingleses y holandeses- una relación muy amistosa con los indígenas locales, aunque debió defenderla de los Pampas y Tehuelches que maloneaban al sur de la ciudad.

Parece mentira, pero la mayoría de los cordobeses conocemos muy poco de nuestra historia, tan llena de valor y de piedad popular; gracias a que el centralismo porteño, impuso desde siempre (en realidad a partir de 1810) la historia escrita por Sarmiento y Mitre siguiendo directrices que venían desde Londres. Y aunque cada tanto hubo grandes gestos de autonomía y oposición a ese centralismo, finalmente -especialmente desde la caída de Don Juan Manuel de Rosas (el gobernador era el llamado 'Quebracho' López)- hemos cedido al olvido total de nuestros próceres, uniéndonos cándidamente al 'Nuevo Orden Mundial', que requiere la ignorancia de nuestras raíces, para imponernos todo tipo de ideologías foráneas. 

En la ilustración principal, hemos colocado el Escudo diseñado por el Fundador, quien especificó los colores heráldicos en el acta fundacional.

Al costado, ponemos el escudo con sus colores actuales. ¿Lo conocen?, y los mas viejos, ¿se acuerdan?

Esta pregunta se la hacemos especialmente a los jóvenes cordobeses, a quienes seguramente no se lo han mostrado muchas veces y las autoridades políticas no lo exhiben demasiado, más allá de la papelería oficial.

Esa falta de apego a la tradición y el poco interés que tenemos por saber de dónde venimos, nos impide saber hacia dónde vamos.

Todos aceptamos calladamente, por ejemplo, que se enmudeciera el hermoso canto de las campanas de las Iglesias. Algunos todavía las recordamos con nostalgia y realmente indignados nos preguntamos los por qué y sólo encontramos como respuesta, que la Iglesia cedió al pedido de algunos por que 'les molestaba' el hermoso tañir de campanas centenarias.

Una justificación muy cercana a la cobardía, que lamentamos profundamente. Las campanas de las Iglesias, fueron puestas para dar testimonio del Salvador y llamar a la fiesta máxima de la cristiandad, que es la Celebración de la Eucaristía. Y con ello 'molestamos' a los que no creen. 

Pero son tiempos de negación de valores y tradiciones, cambiadas por una sociedad consumista y sin rumbo, aunque harta de políticos corruptos, droga y miseria, con el mayor índice en la Argentina de aumento de la pobreza en estos últimos 15 años.

Precisamos imperiosamente salir al rescate de nuestra historia, para que las nuevas generaciones sepan de los costos y sufrimientos de sus padres y abuelos, para que hoy tengamos una hermosa tierra en donde podamos formar nuestras familias, crecer y multiplicarnos.

Termino con una carta de nuestra reconocida novelista e historiadora Cristina Bajo:

"No es fácil ser cordobés, porque nacimos de una desobediencia, porque nos castigaron con una injusticia y porque nuestros fundadores eran algo raros: traían más libros que armas, cargaban vides, limoneros, olivos, higueras y los primeros rosales de la Argentina.

Siendo una de las últimas en fundarse, Córdoba abrió la primera universidad sin descuidar el levantar molinos y fábricas, donar conventos, cultivar la mala vida, dar a luz al primer poeta y propiciar que nuestros paisanos no tuvieran que depender de los terratenientes para vivir.

Por aquella desobediencia y aquella injusticia, porque tuvimos que luchar contra políticas nacionales que no siempre veían con tranquilidad que creciéramos, los cordobeses resultamos rebeldes, impacientes, con una gran capacidad de trabajo y una propensión volátil a estallar.

Tenemos a Dios y al Diablo en el cuerpo: somos clericales y ateos, populistas, clasistas, conservadores y reformistas, y generalmente marchamos a contrapelo del país.

Eso sí, nunca llegamos en silencio; más de una vez nuestras explosiones, para bien o para mal, han cambiado el curso de la historia.

Esto hace que a veces -no siempre de la mejor manera-, nos mostremos superiores por el solo hecho de ser cordobeses, aunque tenemos a nuestro favor que distinguimos el orgullo de la soberbia, siendo que el primero puede ser virtud, y la segunda siempre es defecto.

Pero si algo nos redime, es el humor. A veces socarrón, otras irónico, de vez en cuando agudo y siempre ocurrente, nos emparenta con los andaluces que traían vides, rosas y libros, y con cierta cualidad ladina, buenamente taimada, de nuestros indios.

Es este un humor vivo, que abarca todas las clases sociales, que se palpa en los barrios, que florece en los cátedras, que discurre por los pasillos tribunalicios, que parpadea en el médico más serio, en el chico de la calle, en las vecinas primorosas y en los paisanos de a caballo o en bicicleta.

Como ya dije, no es fácil ser cordobés, pero el humor ayuda.

Cristina Bajo. Escritora. Cordobesa."

Autor: Dr. Luis F. Ferreyra Viramonte

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